Instrumentos innovadores, cooperación financiera, Sur-Sur y Triangular

Un análisis preliminar de la respuesta del multilateralismo y la cooperación internacional, Sur-Sur y Triangular, a la crisis de la COVID-19.

La crisis global provocada por la pandemia de la COVID-19 requiere una respuesta también global, para la que el multilateralismo y la cooperación internacional son claves. Una primera aproximación a esta respuesta puede encontrarse en el documento de trabajo Instrumentos innovadores, cooperación financiera, Sur-Sur y Triangular, elaborado por Cristina Xalma y Martín Rivero del Área de Cohesión Social y Cooperación Sur-Sur de la SEGIB y publicado por la Fundación Carolina.

Para ello, el documento revisa lo sucedido en el ámbito multilateral entre los meses de marzo de 2020 y de 2021, un ejercicio que permite identificar cuál ha sido la respuesta impulsada por los organismos internacionales a la pandemia y cómo ha evolucionado la narrativa de dicha respuesta. Además, permite conocer a través de qué instrumentos se ha operativizado, con un foco en el rol que puede haber jugado la cooperación internacional.

En primer lugar, el artículo señala que al comienzo de la pandemia los distintos foros multilaterales se activaron en torno a la respuesta de emergencia y a la coordinación requerida. Poco a poco, se pasó al análisis del impacto de la COVID-19 en lo económico y lo social, y a cómo mitigar sus efectos. El impulso a los planes de vacunación permitió trasladar el debate a la recuperación postpandemia, requiriendo que esta sea inclusiva y sostenible en línea con la Agenda 2030. En ese tiempo se empezaron también a extraer lecciones aprendidas para prevenir futuras pandemias.

En ALC estos debates se dieron con algunos matices por las particularidades de la realidad regional, como la necesidad de superar la desigualdad estructural intensificada por la COVID-19 (CEPAL), el acceso a las vacunas (CELAC), o la construcción de respuestas en ámbitos específicos como la cultura y la educación superior (SEGIB).

Por otro lado, el documento analiza distintos instrumentos de respuesta a la COVID-19, y los categoriza según fueran promovidos a nivel global por el Sistema de las Naciones Unidas y el G-20, por la UE o creados en ALC (por ejemplo, en el marco del SICA). Se trata de instrumentos de distinta naturaleza, que combinan la ayuda humanitaria, el acceso a pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas, la liberación de recursos financieros (incluyendo el alivio de la deuda), y la promoción de la reactivación económica y social, entre otros. Al respecto, el Sistema de Integración Centroamericano (SICA) es un ejemplo paradigmático con la construcción de su Plan de Contingencia multidimensional.

Finalmente, pero no menos importante, el artículo se centra en la cooperación internacional como instrumento para apoyar la respuesta a la crisis. La pandemia irrumpió en un momento en el que el sistema de cooperación al desarrollo recibía fuertes críticas por su rigidez y dificultad para adaptarse a las exigencias de la Agenda 2030. Según la propia OCDE (2020), la pandemia evidenció todavía más esta falta de flexibilidad. Al no disponer todavía de datos, es difícil aún conocer cuál es el auténtico rol jugado por la cooperación internacional en la respuesta a la pandemia, pero sí se intuyen algunas dinámicas, que apuntan a que muchos donantes del CAD han reasignado sus presupuestos y han impulsado nuevos fondos, en especial para focalizar más recursos en el sector de la salud y en la ayuda de emergencia, así como para canalizarlos hacia agencias multilaterales.

En cuanto al rol que pueda jugar la Cooperación Sur-Sur y Triangular, se topa inicialmente con la misma dificultad: y es que, aunque Iberoamérica es la única región que sistemáticamente recoge datos de esta modalidad desde hace más de una década, aún no hay cifras para 2020. Asimismo, parece probable que, al tratarse en general de iniciativas de intercambio de conocimientos que involucran la movilización de personal técnico, haya habido una suspensión de muchas de las actividades programadas o un cambio hacia el formato virtual.

Dado este contexto, el foco de análisis se pone en el aprendizaje y su posible réplica: dicho de otro modo, se analiza la experiencia de los años precedentes, y se recategorizan para identificar qué tipo de capacidades se fortalecieron, y ver si estas se alinean con las que a su vez pueden aportar a una respuesta multidimensional, inclusiva y sostenible, a la respuesta a la COVID-19.

Este ejercicio se realiza a partir de los 766 y 161 proyectos en ejecución en los años 2018 y 2019 en Iberoamérica, bajo las modalidades respectivas de CSS Bilateral y Triangular. El gráfico muestra su desagregación según pudieran aportar a la respuesta sanitaria, económica y social, que a su vez sea sostenible y modernice unas instituciones que tienen que estar en la base de toda acción futura.

Gráfico. Proyectos de CSS Bilateral y Triangular, según su potencial contribución a una respuesta multidimensional a la crisis de la COVID-19. Iberoamérica, 2018 y 2019. En unidades.

Fuente: SEGIB a partir de Agencias y Direcciones generales de Cooperación

Se trata, a modo de ilustración, de experiencias que contribuyeron a fortalecer capacidades que se han mostrado claves en la respuesta a la crisis y que se refieren, por ejemplo, al fortalecimiento de los sistemas de salud y de vigilancia epidemiológica, control de enfermedades transmisibles (con especial atención a las de origen zoonótico), gestión de otras epidemias (zika, chikungunya, dengue, fiebre amarilla…); promoción de la telesalud; digitalización de la educación; universalización de los programas de transferencias y subsidios; políticas de protección social, en especial de los más vulnerables, y otras económicas de precios y suministros, empresa y empleo; así como experiencias de lucha contra el cambio climático y de la mitigación de sus peores efectos; por nombrar solo algunas de las que es posible aprender y que son susceptibles de replicar en el ciclo de gestión y respuesta a una crisis como la provocada por la COVID-19.

El desafío ahora es cómo aprovechar todos esos aprendizajes, para que la Cooperación Sur-Sur y Triangular que se impulse desde hoy contribuya, no solo a la superación de la situación actual, sino a la prevención de futuras crisis.

Enero de 2022

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Fuente: SEGIB a partir de Xalma y Rivero (2021), OCDE (2020), SICA (2020) y Agencias y Direcciones Generales de Cooperación.