CSS y fortalecimiento de los sistemas de salud: clave en la lucha global contra la COVID-19
El dinamismo de la Cooperación Sur-Sur en Salud entre Iberoamérica y los países en desarrollo de otras regiones.
La pandemia del COVID-19 ha puesto a prueba a los sistemas sanitarios de todos los países. La saturación de los servicios médicos, incluso en aquellas naciones que gozan de un nivel de desarrollo relativo mayor, ha evidenciado, una vez más, la importancia y necesidad de implementar políticas públicas sanitarias más robustas, aportar e invertir mayor capital tecnológico y financiero y por supuesto, contar con personal médico y sanitario capaz de afrontar este tipo de desafíos bajo circunstancias muy adversas. El reto es todavía más grande para los países en desarrollo, con déficits estructurales en sus respectivos sistemas.
En este contexto es importante resaltar el dinamismo que ha tenido la Cooperación Sur-Sur en Salud entre Iberoamérica y los países en desarrollo de otras regiones, fortaleciendo capacidades que sin duda han sido de ayuda para enfrentar el reto de la emergencia sanitaria. De hecho, en 2019, Salud fue el sector en el que se concentraron más intercambios (casi el 30% del total). Se trata de 85 iniciativas, implementadas bajo distintas modalidades, y que han facilitado esa transferencia de apoyo y conocimiento desde Iberoamérica a varios países en desarrollo, preferentemente del Caribe no iberoamericano y África.
Diez de estas iniciativas muestran un perfil realmente diverso, no solo en términos de modalidad sino también de protagonistas. Destacó, sin embargo, el papel jugado, desde el lado iberoamericano, por Colombia, Chile, México, Uruguay, Venezuela, junto a todos los centroamericanos y, desde el Caribe y África, por Haití, Dominica, Granada, San Vicente y Las Granadinas y Santa Lucía, más Mozambique.
Se trata de experiencias también distintas, pero que comparten un rasgo: el de contribuir a fortalecer los sistemas de salud y poder consecuentemente aportar aprendizajes de enorme utilidad en la respuesta sanitaria ante la COVID-19. Especialmente relevantes resultan, en este contexto, las experiencias impulsadas explícitamente para fortalecer el sistema público de salud; las que mejoran el registro, acceso y utilización de toda la población a medicamentos de calidad; las que ponen el foco en la vigilancia sanitaria y en las redes de laboratorios; así como aquellas que establecen un Plan de Emergencia que alivie frente a otra epidemia, como es el SIDA-VIH.
El grueso de las iniciativas (un total de 75) se explican, sin embargo, por la apuesta que desde hace décadas viene haciendo Cuba para compartir su reconocida experiencia en materia de Salud a otros países en desarrollo. Esta CSS se articula en torno a tres grandes programas, como son: el Programa Integral de Salud, las múltiples becas de estudios de grado y Operación Milagro. En detalle:
- El Programa Integral de Salud inició en 1998 como respuesta al desastre social y humanitario causado por otra emergencia: la provocada por el paso de los Huracanes George y Mitch en Centroamérica. Desde ese año, este programa ha beneficiado a más de 164 países de todo el mundo. Este Programa se diseñó bajo una visión integral de la salud como un derecho y un bien que debe ser provisto y garantizado por el Estado a sus ciudadanos. Implica el envío de brigadas médicas a los países para formar recursos humanos, y a su vez prestar servicios en zonas rurales o afectadas por distintas formas de vulnerabilidad.
- Por su parte, las becas de grado han sido claves para apoyar la formación de miles de estudiantes procedentes de distintas partes del mundo en diversas ramas de la salud, particularmente en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), un campus universitario impulsado por Cuba y con sede en el propio país, a fines de los noventa. Así, y de acuerdo con el Anuario Estadístico de Salud de 2019, Cuba formó 7.726 estudiantes extranjeros en el año académico 2019-2020 en distintas carreras de la salud, 7.147 de ellos en el Programa de Medicina y otros 579 en licenciaturas relacionadas con especialidades que van desde el campo de la nutrición hasta el de higiene y epidemiología (p.188).
- Mientras, desde 2005, Cuba viene impulsando el Programa Operación Milagro, el cual brinda atención médica a poblaciones vulnerables con patologías oculares, que no han podido ser atendidas a través de los sistemas nacionales de salud. Asimismo, apoya la formación de profesionales de la salud en el campo de la oftalmología, una vez más, para garantizar que el conocimiento sea apropiado y replicado. Al cierre de 2019, se habían beneficiado de este Programa más de 3.144.000 pacientes procedentes de más de 30 naciones (Díaz, 2020).
Finalmente, y en un contexto tan excepcional como el provocado por la pandemia de la COVID-19, no puede dejar de mencionarse aquí que, durante el mismo 2020, la reconocida experiencia de Cuba (no solo en relación con la Salud sino también en respuesta de emergencia), explica que este país no dudara en enviar numeroso personal sanitario a países de América Latina y Caribe, pero también a otros como Andorra e Italia (Somos Iberoamérica, 2020). Se trata de un ejercicio de solidaridad que trasciende a las modalidades habituales de la cooperación y que evidencia la importancia de sumar esfuerzos, de todos y para todos, para superar el reto que el mundo enfrenta.
Diciembre de 2021
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Fuente: SEGIB a partir de Díaz (2020), Jiménez (2009), Ministerio de Salud Pública de Cuba (2020), Somos Iberoamérica (2020) y Agencias y Direcciones Generales de Cooperación.